¿Lentillas duras o blandas?

18.12.2019
Diferencias entre lentes de contacto blandas y semirrígidas
Diferencias entre lentes de contacto blandas y semirrígidas

Tal vez estés pensando en empezar a usar lentes de contacto pero no sabes mucho acerca de ellas, o quizás ya las utilizas y quieres valorar otras opciones; entonces sigue leyendo porque te puede interesar.

Lo primero es saber que, elijas el tipo que elijas, con lentes de contacto se puede compensar cualquier defecto refractivo para mejorar la visión, independientemente de la graduación que tengas. Lo segundo es saber que existen dos tipos de lentes de contacto, o lentillas, como se conocen habitualmente: duras o blandas.

Material, tamaño, comodidad, adaptación, visión, son variables a tener en cuenta en la elección de las lentillas y que dependen del tipo de lente selecccionada. Llegado este punto, ¿qué diferencias hay entre ellas?

Lentes duras.

También conocidas como lentes semirrígidas o rígidas permeables a los gases (RPG), suelen ser lentes de diámetro inferior al de nuestra córnea, duras al tacto y ligeramente flexibles. Esta flexibilidad será mayor o menor en función del material con que están fabricadas y la cantidad de oxígeno que permiten pasar al ojo: cuanto más permeables al oxígeno, serán más flexibles y más delicadas en su manipulación.

Aunque la cantidad y calidad de la lágrima siempre es un factor importante en cualquier adaptación de lentes de contacto, la estructura de estas lentes RPG no depende del contenido en agua; esto hace que la calidad de visión sea muy buena, estable, porque proporcionan una superficie regular al paso de la luz al ojo.

La adaptación de estas lentes es un poco más lenta que en el caso de las lentes blandas; la primera vez que se colocan se nota un cierto roce al que habrá que acostumbrarse poco a poco. Con el paso de los años de uso la probabilidad de complicaciones es menor que con las lentes blandas.

Con un mantenimiento y limpieza bastante sencillo, la frecuencia de reemplazo recomendada es anual.

Lentes blandas.

Lo primero que se observa es su tamaño, de diámetro relativamente grande (siempre superior al tamaño de nuestra córnea). Al tocarlas se notan "gomosas" e incluso elásticas, pudiendo doblarlas y plegarlas con facilidad debido a los materiales con que están fabricadas: hidrogeles con diferentes contenidos en agua.

Ese contenido en agua de las lentillas lo toman de la lágrima que produce el ojo. Así, personas con problemas de lágrima -de mala calidad, ojo seco, etc.- probablemente no las sientan muy cómodas.

La adaptación es, generalmente, fácil y rápida, sin apenas notarse en el ojo desde que se colocan, una de las razones de su popularidad.

La calidad de visión depende de la hidratación de las lentes: en ambientes secos o con mala calidad lagrimal se pueden deshidratar ligeramente y provocar peor visión.

La frecuencia con que deben reemplazarse es variable: diaria, mensual, trimestral e incluso anual, buscando siempre el reemplazo más frecuente posible por motivos de higiene y salud ocular.

Conclusión.

Tanto si optas por lentes de contacto duras como blandas mejorarás tu visión, independientemente de tu graduación.

Con las duras, la adaptación será un poco más lenta pero tendrás una calidad de visión óptima para cualquier condición ambiental. Con las blandas la adaptación será rápida y sencilla, pero en ciertas situaciones la visión puede ser algo más inestable.

Esperamos que esta breve guía te haya sido de utilidad. No obstante, si aún tienes dudas, ven a Optibéjar o contacta con nosotros y te aconsejaremos la opción que mejor se adapte a tus necesidades. Nos avalan más de 20 años de experiencia.