Orto-K

09.12.2019

Puede que hayas oído hablar de ellas, unas lentes de contacto que usas de noche, mientras duermes, y te permiten ver bien de día sin necesidad de usar gafas o lentillas. Puede que te suene raro pero es cierto, te estamos hablando de la ortoqueratología, también conocida como orto-k.

La orto-K es una técnica clínica utilizada para remodelar la córnea mediante la adaptación programada de lentes de contacto rígidas especialmente diseñadas para corregir temporalmente el error refractivo.

Es un proceso reversible (no definitivo), y temporal porque cuando dejamos de usar las lentes nuestra graduación vuelve a aparecer completamente al cabo de un par de días.

¿Desde cuándo existe esta técnica?

No es algo realmente nuevo, pues tiene su origen en la década de los 60, pero ha sido en los últimos 10 años cuando ha experimentado un gran avance gracias a las nuevas tecnologías tanto de diagnóstico como en diseño y fabricación de materiales.

La accesibilidad por parte de los ópticos a instrumentos como el topógrafo permite realizar un estudio muy preciso de la superficie corneal tanto previo a la adaptación para conocer la idoneidad de cada caso como durante la misma para saber cómo estamos moldeando la córnea.

Por otro lado, el diseño y fabricación de geometrías antes imposibles de llevar a la práctica y la aparición de materiales híper-permeables al oxígeno permite crear lentes de contacto para uso nocturno.

¿Qué riesgos tiene?

La orto-k es una técnica segura, aunque no exenta de riesgos (como ocurre con cualquier adaptación de lentes de contacto).

Uno de los mayores riesgos es la queratitis por acanthamoeba, bacteria que se encuentra en el agua dulce y suelo. Muchas personas están expuestas a estos organismos, pero pocas resultan infectadas porque normalmente se eliminan al lavarnos. La infección de queratitis por Acanthamoeba puede producirse por cortes u otros traumatismos oculares, por la exposición a agua contaminada o por mantener una mala higiene durante las rutinas que afectan a la salud ocular.

Por ello una correcta rutina en la limpieza y mantenimiento de las lentes de contacto, hacer las revisiones periódicas así como acudir al óptico cuando se tenga alguna molestia es primordial para minimizar cualquier riesgo en el uso de las lentes de contacto.