Producto: ¿Se te rompen las lentillas?

18.08.2022

Te levantas por la mañana, te vas a poner tus lentes de contacto (que has dejado toda la noche en su líquido de mantenimiento para limpiarlas) y te encuentras una de ellas rajada, fisurada o que le falta un trozo en el borde ¿Cómo es posible si cuando te las quitaste estaban bien?

Si eres usuario de lentes de contacto blandas es posible que esta situación no te resulte desconocida; de hecho, no son pocas las veces que nos lo comenta algún paciente. Pero ¿cómo o por qué se producen estas roturas? ¿Cuál es el misterio?

La verdad, el asunto no tiene mucho misterio y lo cierto es que dependiendo del tipo de rotura podemos saber cómo se ha producido y así evitar que nos vuelva a ocurrir.

Fisura en el centro de la lente, o esta se encuentra rajada en 2: en estos casos la fisura se produce en el momento de extraer las lentillas de los ojos, pues es habitualmente el momento más delicado para las lentes de contacto. Después de horas de uso a lo largo de todo el día es posible que al ir a quitarnos las lentes estas se encuentren en mayor o menor medida deshidratadas, siendo así más propenso el material de las mismas a rajarse cuando las pellizcamos con los dedos índice y pulgar para agarrarlas. Precisamente es en el vértice del pliegue que provocamos donde se fisuran las lentes, pero no nos damos cuenta del daño hasta la mañana siguiente cuando nos las vamos a poner.

Si habitualmente notas las lentes algo resecas cuando te las quitas debes echarte unas gotas de lágrima artificial unos minutos antes de proceder a su extracción, rehidratándolas y evitando así estas roturas.

Falta un trozo en el borde de la lente (tiene un "mordisco"): este es un tipo de rotura diferente, que provocamos en el momento en que agarramos o arrastramos las lentes para sacarlas del recipiente en que las hemos tenido durante la noche. En estos casos lo que ocurre es que al guardar cada lentilla en su cesta correspondiente no han quedado totalmente sumergidas en la solución de mantenimiento, por lo que las lentes se deshidratan parcialmente y, ayudadas por los componentes de nuestra lágrima que quedan en su superficie, se pegan a la pared del estuche. Cuando intentamos extraer las lentes del recipiente somos nosotros mismos los que provocamos la rotura al "despegarlas".

Es importante, por tanto, que en el momento de guardar las lentes por la noche nos aseguremos que estas quedan totalmente sumergidas en la solución limpiadora, para lo que debemos llenar debidamente las cestas con ella.