Salud ocular: Desprendimiento de retina

18.03.2021

Puede ser una de las afecciones que más conocida, pero su incidencia en la población es de 1:10.000 habitantes (0,01%). Aunque oftalmológicamente es relativamente raro, su importancia clínica es grande porque si no se trata a tiempo puede conducir a la ceguera.

Se entiende por desprendimiento de retina una separación de la retina neurosensorial (capa interna de la retina en la que se encuentran los fotorreceptores) del epitelio pigmentario de la retina (capa externa de la misma), al cual está laxamente adosado en condiciones normales.

Puede ocurrir a cualquier edad, aunque la frecuencia aumenta con ésta y la mayor incidencia se produce entre los 40 y 70 años, lo que indica que una de las causas del desprendimiento de retina es el desprendimiento posterior de vítreo.

Se distinguen 4 tipos de desprendimiento de retina según la causa que lo provoca:

Regmatógeno: es el más habitual y es causado por un desgarro o agujero retiniano, de manera que el líquido del humor acuoso penetra por él y provoca la separación de las capas.

Traccional: bandas de vítreo ejercen una tracción sobre la retina y provocan el desprendimiento.

Exudativo: se acumula líquido seroso, lipídico o hemático entre la retina neurosensorial y el epitelio pigmentario.

Tumoral.

Los síntomas asociados son varios, aunque cabe destacar que no existe dolor:

  1. Miodesopsias o moscas volantes: aparecen repentinamente o incrementan súbitamente de manera importante el número de las ya existentes.
  2. Fosfenos o fotopsias: destellos luminosos.
  3. Defecto del campo visual en forma de telón o cortina: su situación ubicación corresponde con la zona de retina desprendida.
  4. Pérdida de visión central o imágenes deformadas: cuando se ve afectada la región macular.

Ante cualquiera de estos síntomas es importante acudir al oftalmólogo para que realice una exploración completa del fondo de ojo.

En cuanto a los factores de riesgo de sufrir esta afección se encuentran:

  1. Miopía alta.
  2. Antecedentes familiares.
  3. Haber sufrido previamente un desprendimiento de retina en el otro ojo (el 10% de los casos es bilateral).
  4. Padecer otras enfermedades oculares, como la retinopatía diabética.
  5. Contusión o traumatismo ocular.
  6. Cirugía previa de cataratas con complicaciones.

En el caso de pertenecer a alguno de los grupos de riesgo es importante hacer revisiones periódicas para detectar cualquier alteración en el fondo de ojo precozmente.

Una vez que la retina está desprendida la solución pasa por la cirugía, que es importante realizar lo antes posible para garantizar los mejores resultados.