Salud ocular: Fotoqueratitis

02.07.2020

La fotoqueratitis es una condición provocada por una alta exposición a los rayos ultravioleta (UV A y B) que ocasiona inflamación de la córnea y pequeñas ulceraciones en la misma. Esta sobreexposición se puede deber a la acción directa del sol, por reflexión de diferentes superficies (hielo, nieve, agua, arena...) o por emisión de ciertas fuentes de luz (soldador, radial, etc).

Literalmente son quemaduras provocadas por las mencionadas radiaciones, como cuando nos quemamos la piel por la excesiva exposición a la luz solar. No hay ninguna señal que nos avise cuando nos estamos sometiendo a la mencionada sobreexposición -a diferencia de otras radiaciones como las infrarrojas, que emiten calor- y hay unas horas de latencia desde que se produce hasta que aparecen los síntomas. Esto hace que sea muy normal que pasemos un día en la montaña o playa sin protección y no es hasta la noche cuando empiezan a aparecer las molestias.

La exposición a estas radiaciones tiene un efecto acumulativo a lo largo de la vida, provocando a largo plazo daños en retina y cataratas. Por ello es importante proteger nuestros ojos desde pequeños.

El diagnóstico de la fotoqueratitis se basa en la anamnesis al paciente (le preguntaremos para que termine contándonos las actividades que ha realizado en las horas previas y en qué condiciones) y la exploración con el biomicroscopio, con el que veremos las estructuras inflamadas y al teñir con fluoresceína aparecerá en la córnea un punteado característico (las pequeñas úlceras corneales mencionadas anteriormente).

Los signos que encontramos (indicadores objetivos en nuestra observación) son la inflamación de las estructuras y las ulceraciones corneales.

Entre los síntomas (molestias subjetivas del paciente) encontramos:

  1. Enrojecimiento
  2. Lagrimeo
  3. Fotofobia (sensibilidad a la luz)
  4. Sensación de cuerpo extraño
  5. Dolor
  6. Disminución e incluso pérdida temporal de visión según la gravedad del caso.

El tratamiento pasa por intentar aliviar los síntomas, por lo que buscaremos una habitación oscura para protegernos de la luz, aplicarse paños fríos sobre los ojos para aliviar la sensación de quemazón, aplicación de lágrima artificial para hidratar y lubricar y en casos más graves el oftalmólogo nos puede prescribir analgésicos y antibióticos para prevenir la aparición de infecciones por la presencia de las úlceras. Los síntomas irán desapareciendo en un par de días, aunque alguno como la fotofobia puede persistir en el tiempo.

Tan importante como el tratamiento es la prevención (si no más) para evitar llegar a esta situación. Para ello debemos usar gafas de sol debidamente homologadas para estar seguros que absorben toda la radiación UV; estas gafas serán más oscuras (bloquearán al menos el 92% de la luz visible) cuando nos encontremos en la montaña con nieve. En trabajos donde se manejen soldadores o radiales será imprescindible el uso de pantallas protectoras.