Salud ocular: Blefaritis

22.01.2020

Una afección que muchas veces pasa desapercibida, con síntomas molestos pero poco específicos y presentes en muchas otras alteraciones. Hablamos de la blefaritis o inflamación de los párpados, más concretamente del borde libre palpebral; suele ser bilateral, crónica y recurrente.

Su clasificación está basada por la región del párpado en la que se localiza, habiendo blefaritis anterior, posterior y mixta. La anterior afecta al borde externo de los párpados, en la raíz de las pestañas y puede ser bacteriana (provocada por la bacteria staphylococcus) o seborrecica (ocasionada por la caspa del cuero cabelludo o cejas); la blefaritis posterior afecta al borde interno de los párpados, donde se encuentran las glándulas de Meibomio, encargadas de secretar lípidos de la película lagrimal y evitando así que esta se evapore demasiado rápido. Cuando aparecen ambos tipos juntas se denomina blefaritis mixta. 

Los síntomas son similares tanto en la blefaritis anterior como posterior, e incluso puede ser asintomática. Podemos notar:

  1. Diversas molestias oculares: sequedad, irritación, picor, enrojecimiento.
  2. Sensación de cuerpo extraño o picazón al despertar y engrosamiento del borde palpebral.
  3. Lagrimeo excesivo.
  4. Leve fotofobia.
  5. Síntomas de ojo seco, incluyendo visión borrosa e intolerancia a las lentes de contacto.
  6. Orzuelo recurrente.

En cuanto al diagnóstico, es preciso un examen de párpados y pestañas, y la inspección meticulosa de los bordes palpebrales para averiguar el tipo de blefaritis que se podría estar padeciendo. También se evaluará la cantidad y calidad de la lágrima del paciente.

Para su prevención y tratamiento no farmacológico son esenciales:

  1. Una buena higiene palpebral, que se realiza con el uso de toallitas (productos comerciales específicos) para retirar bacterias y depósitos del borde palpebral, así como exprimir mecánicamente las glándulas sebáceas del párpado.
  2. Evitar el uso de maquillajes en el borde interno del párpado, pues pueden obstruir las mencionadas glándulas.
  3. Uso de lágrima artificial si hay sequedad ocular hasta que haya mejora en la calidad de la lágrima del paciente.
  4. Llevar una dieta rica en ácidos grasos Omega 3 para un funcionamiento saludable de las glándulas secretoras.
  5. En casos más extremos será necesaria la derivación al oftalmólogo para el tratamiento farmacológico.

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