Salud ocular: Legañas
Al despertar por la mañana no es raro que encontremos en los ojos alguna pequeña cantidad de legaña blanca, sobre todo en la parte más nasal de los mismos ¿A qué se debe? ¿Es normal?
Lo primero que debemos saber es que la legaña es una acumulación de lágrima seca y células epiteliales muertas, que habitualmente no apreciamos durante el día porque la lágrima se está regenerando constantemente y al parpadear se eliminan esos restos. Es por la noche, cuando no parpadeamos y disminuye la producción de lágrima, sobre todo en su componente acuoso, cuando más fácilmente se forman estos pequeños depósitos.
Cuando aparece algún cambio en su coloración o textura, o aumenta significativamente su cantidad es cuando debemos suponer que algo anormal está ocurriendo y deberemos consultar a un especialista.
- Si encontramos más legaña de la habitual, de color blanca o amarillenta y esparcida por todo el borde palpebral puede ser un síntoma de blefaritis.
- La legaña acompañada de lagrimeo y ojo rojo puede indicarnos la presencia de una conjuntivitis vírica.
- Por otro lado, las legañas de color amarillo verdoso nos pueden estar indicando que padecemos una conjuntivitis bacteriana.
En cualquier caso, además de visitar al oftalmólogo, como hemos dicho, para recibir el tratamiento adecuado, deberemos proceder a la limpieza de nuestros párpados y pestañas; esto lo haremos con las típicas toallitas específicas para los ojos o bien con una gasa limpia empapada con un poco de suero; pasaremos la gasa ejerciendo una ligera presión de arriba hacia abajo para el párpado superior y de abajo hacia arriba para el inferior, de manera que arrastremos todas las sustancias de desecho que se encuentran en nuestros párpados y pestañas. Lo ideal es usar una nueva gasa o toallita para el otro ojo, evitando así pasar una posible infección de un ojo a otro.
Esta limpieza la deberíamos hacer diariamente, y cuando estamos padeciendo alguna de las condiciones descritas anteriormente, al menos, por la mañana y noche.