Salud visual: Visión en los mayores

23.09.2021

Según envejecemos aumenta el deterioro de las diferentes estructuras del cuerpo, y nuestros ojos no están libres de ello. Pero no se le suele dar la importancia que realmente tiene, a pesar de que el 80% de la información que recibimos es a través de nuestros ojos y que en las personas mayores mantener la función visual en forma es crucial para su bienestar, aportándoles mayor seguridad e independencia en su día a día.

Si bien es cierto que con la edad perdemos capacidades visuales no es menos cierto que no debemos conformarnos, achacar ese deterioro al inevitable envejecimiento y no acudir a revisiones visuales periódicas que en muchos casos podrían prevenir, ralentizar o revertir esa disminución visual.

Pero no sólo debemos realizarnos una revisión visual anual, sino que ante la aparición de síntomas como visión borrosa, deslumbramientos más frecuentes o potentes de lo habitual, aparición de manchas (moscas) flotantes, destellos, etc. debemos acudir al óptico-optometrista como profesional primario de la visión sin esperar a que llegue la fecha de la mencionada revisión. Un diagnóstico y posible tratamiento a tiempo puede ahorrarnos muchas deficiencias futuras.

Algunos de los trastornos oculares propios de la edad y que pueden reducir nuestra capacidad visual son:

  1. Presbicia o vista cansada: es la incapacidad o dificultad para enfocar objetos a distancia próxima. Tiene una solución tan sencilla como utilizar unas gafas específicas para esas tareas, pero muchas veces encontramos personas que han dejado de realizar actividades que les apasionan, como la lectura, por no acudir a hacer una revisión visual.
  2. Manchas flotantes (moscas volantes o telarañas): es normal que aparezcan en nuestro campo visual, pues se deben habitualmente a la proliferación de fibras de colágeno en el vitreo, gel que tenemos dentro del ojo y que pierde viscosidad con los años; lo que no es normal es que aparezcan esas manchas de forma abrupta y en gran cantidad.
  3. Lagrimeo excesivo: puede deberse a una mala calidad de nuestra lágrima, por sensibilidad a la luz, viento o temperatura; usar gafas de sol grandes que cubran bien toda la zona de nuestros ojos o instilar lágrima artificial que regenere las diferentes estructuras lagrimales puede ayudarnos a reducir las molestias.
  4. Ptosis o párpados caídos; pueden incluso llegar a obstruir nuestra visión al cubrir las pupilas.
  5. Menor adaptación a los cambios de luz, dificultad para ver de noche debido a los cambios estructurales de la retina.
  6. Pérdida de transparencia de la córnea por depósitos de lípidos en la misma.
  7. Disminución de agudeza visual por la pérdida de transparencia del cristalino.
  8. Las pupilas disminuyen su tamaño, lo que nos dificulta la visión en condiciones de baja luminosidad.

No podemos impedir el paso del tiempo y el envejecimiento de las diferentes estructuras que ello conlleva, pero sí podemos poner de nuestra parte para llegar a esas edades en las mejores condiciones posibles y mantener nuestras capacidades visuales en un estado óptimo; para ello debemos procurar minimizar los factores de riesgo que pueden provocar la aparición de las diferentes condiciones con acciones como:

  1. Llevar una dieta sana, rica en vitaminas y ácidos grasos omega 3. Una dieta equilibrada también nos ayudará a reducir el riesgo de padecer diabetes, hipertensión arterial o colesterol, enfermedades sistémicas que pueden afectar a nuestro sistema visual.
  2. No fumar.
  3. Evitar el sedentarismo y la obesidad practicando algún deporte.
  4. Utilizar gafas de sol para protegernos de las radiaciones UV, que ayudan a la formación de cataratas entre otras.